Traducido por Jacqueline Serrato
La gentrificación ha elevado los impuestos a la propiedad en Pilsen y Heart of Chicago, dos barrios del Lower West Side, y ahora los residentes están empezando a preocuparse de que los Airbnb en el área puedan subirlos aún más.
A los residentes no necesariamente les preocupa que la gente ocasionalmente rente los Airbnbs. Se trata de los Airbnbs tipo hotel operados por personas adineradas en comunidades que están navegando, especialmente cuando los propietarios no son de la comunidad.
Los Airbnb pueden estimular la gentrificación. Un estudio de 2017 encontró que las rentas a corto plazo como las de Airbnb eliminan vivienda que ya es escasa y los propietarios pueden animar los desalojos de los inquilinos para que puedan cobrar más.
Los precios de las viviendas locales también suben. Los precios más altos dan como resultado un valor de propiedad e impuestos más altos, lo que lleva a los dueños a aumentar la renta o obliga a las personas que no pueden pagar los impuestos a vender sus casas.
Según Airbnb, hay más de 1,000 anuncios de Airbnb en Pilsen y Heart of Chicago.
Casa Corazón, un Airbnb en las calles 24th y Damen, es uno de los muchos alquileres a corto plazo que han proliferado en Pilsen en los últimos años. Es propiedad de Amanda Gentry, una artista que compró la casa de dos pisos en 2004 por $259.000. Está cerca del transporte público, con la parada de la Línea Rosa en Damen a minutos de distancia y los autobuses de Damen y Western Avenue cerca. La autopista Stevenson está a aproximadamente una milla de distancia.
El mes pasado, la casa se puso a la venta con un precio inicial de $500,000.
Según su listado de Airbnb, Gentry lo operó como vivienda vacacional en renta a corto plazo durante más de una década. El Airbnb de tres cuartos, que se renta a $82 la noche, cuenta con críticas positivas de cientos de turistas en el listado. En las grandes ciudades como Chicago, estas unidades son típicas para los turistas que van a conciertos o eventos de verano, y los alquileres alcanzan su punto máximo en junio y julio. Las esculturas y pinturas de Gentry se venden entre $650 y 37,000 la pieza. Según el sitio de datos de alquileres a corto plazo rabbu.com, las tres unidades de Casa Corazón pueden ganar, en promedio, cerca de $45,000 al año.
Gentry no respondió a las solicitudes de comentarios.
Al cierre de esta edición, la casa figura como “contingente” en Redfin, lo que significa que se aceptó una oferta, pero se deben cumplir criterios adicionales para completar la venta. Fue incluido en la lista de @propetries Christie’s International Estate, una red global de firmas de bienes raíces de lujo que alega $29 mil millones en ventas anuales propiedad de Mike Golden y Thaddeus Wong.
Un portavoz de @properties dijo que en los últimos dos años han estado involucrados en unas cincuenta transacciones inmobiliarias en el Lower West Side. Han representado tanto a compradores como a vendedores, y los tipos de propiedades incluyen tanto residenciales como comerciales, dijo el portavoz.
La empresa @properties fue un impulsor clave en la gentrificación de varios vecindarios del lado norte, incluyendo Wicker Park. En un artículo de Bloomberg de 2007, Wong habló sobre lo que atrae a los inversionistas. “Hay que atraer gente con galerías de arte y restaurantes”, dijo. “Así es como la gente se familiariza con los barrios”.
También dijo que la gente quiere una buena infraestructura de transporte y que las comunidades se gentrifican más rápido cuando las leyes de zonificación son flexibles. En 2018, Wong desalojó Uptown Underground, un local de burlesque, porque los inquilinos ya no podían pagar la renta mensual de $12,000. En 2023, compró una casa victoriana en Lincoln Park y ordenó su demolición a pesar de la oposición de los conservacionistas.
Entre 1970 y 1996, Pilsen luchó contra los proyectos de desarrollo para evitar la gentrificación. Pero esos esfuerzos fueron desafiados cuando el concejal Danny Solís fue nombrado para el Distrito 25 por el entonces alcalde Richard M. Daley, quienes acogieron la gentrificación.
Gentry compró la casa en 24th y Damen en la época en que algunas organizaciones comunitarias comenzaron a exigir que Solís rechazara el desarrollo que estaba elevando el costo de vida. En 2004, una red de unas dos docenas de organizaciones comunitarias e iglesias locales le pidió a Solís que involucrara a los residentes en todas sus decisiones de desarrollo. A través de un referéndum, Solís creó el Comité de Uso del Terreno de Pilsen (PLUC, por sus siglas en inglés), un comité cerrado de líderes del vecindario que él mismo nombró.
El Weekly entrevistó a John J. Betancur, profesor de Política y Planificación Urbana en la Universidad de Illinois en Chicago, quien ha estudiado la gentrificación en la ciudad durante décadas y ayudó a escribir el libro de 2016 sobre la urbanización, Claiming Neighborhood: New Ways of Understanding Urban Change.
Aunque hubo rechazo contra los desarrolladores de fuera, especialmente de parte de organizaciones como Pilsen Alliance, otras organizaciones apoyaron el “desarrollo equilibrado”, que según Betancur era una manera “de ocultar la gentrificación de la agenda”.
Dijo que organizaciones como el Proyecto Resurrección, el Centro Médico Alivio y Pilsen Neighbors Community Council apoyaron a Solís. A pesar de tener la misión de protegerse contra el desplazamiento, se sumaron “a lo que se llama el complejo industrial sin fines de lucro y se interesaron más en agrandarse ellos mismos que en salvar el vecindario”, agregó.
Si bien los precios de las rentas se volvieron inasequibles para algunos residentes, las personas adineradas pudieron beneficiarse. “Aprovecharon que ya tienen un punto de partida, una profesión, un buen trabajo y un gran acceso a recursos y conocimiento del mercado”, dijo Betancur.
Julia Madera ha vivido en la calle 24th y Damen durante 32 años. En 1998, Madera y su esposo compraron una casa multifamiliar en la cuadra por $152,000. En esa casa crió a sus tres hijos que ahora tienen 30, 29 y 13 años.
Todos asistieron a programas de primera infancia en la organización comunitaria El Valor y asistieron a la Escuela Primaria Irma Ruiz cercana. “Aquí hay mucha calma”, dijo Madera. “Me gusta porque todo está a poca distancia. Las escuelas, la clínica, mi iglesia, los autobuses”.
Madera dijo que sus vecinos se han ido a lo largo de los años y se han mudado a otros vecindarios y suburbios donde las casas y las rentas son menores.
Betancur dijo que cuando las familias se van debido a la gentrificación, sacrifican muchos de los beneficios de estar en un área metropolitana, como el que las escuelas estén a poca distancia y desarrollen sistemas de apoyo como iglesias y organizaciones comunitarias. “Simplemente significa la disolución de la familia extendida… eso es lo que produce la gentrificación”, dijo. “Eso es lo que a la sociedad no le importa”.
Madera dijo que quiere mantener la casa en la familia, razón por la cual ella y su esposo le vendieron el edificio a su hijo mayor en 2016. Madera y su esposo viven en uno de los apartamentos, mientras que sus dos hijos, sus esposas y sus nietos ocupan los otros dos. Sus nietos ahora asisten a programas preescolares en El Valor.
Los impuestos a la propiedad se dividen actualmente entre tres ingresos: los de su marido y sus dos hijos. Su esposo y su hijo mayor trabajan como camioneros de cemento y el hijo menor es carnicero en La Casa del Pueblo en Pilsen y en Tony’s Fresh Market.
Madera dijo que aunque es difícil pagar la casa familiar, no quedría irse. Pero de vez en cuando lo considera. “Realmente quiero quedarme aquí. Aquí pasan cosas, pero es mucho más seguro que otros barrios”, dijo. “No me imagino viviendo en ningún otro lugar”.
Recientemente, los activistas de Pilsen han luchado contra el aumento récord del impuesto a la propiedad y el concejal Byron Sighco-Lopez (distrito 25) apoya la expansión del distrito TIF del Corredor Industrial de Pilsen de más de 25 años, para construir viviendas asequibles.
Pero no todos en la comunidad están de acuerdo. Algunos residentes temen que aumenten los impuestos a la propiedad. Betancur coincide y añade que la vivienda asequible no necesariamente significa que sea asequible.
Para ser elegible para la vivienda asequible, dijo, la gente necesita un ingreso estable, empleo y, en ocasiones, un buen crédito, cosas que las personas que ya tienen dificultades tienden a no tener. “Es una idea venenosa”. Añadió que la vivienda asequible también hace que aumente el valor de las propiedades circundantes.
“Entiendo las preocupaciones de la gente”, dijo Sigcho-López, quien anteriormente fue director de Pilsen Alliance y no es fanático de los TIF. “Cuando el mercado comprenda que no se trata de generar desarrollos de lujo ni negocios de lujo, y que en realidad se trata de una enmienda para abordar el desplazamiento en el vecindario… creo que el mercado se ajustará basado en esas expectativas”.
También dijo que están trabajando en una legislación que permitiría que los dólares de TIF también se utilicen directamente para ayudar a los dueños de casa y negocios pequeñas afectados por los aumentos de impuestos.
Sigcho-López dijo que, ultimadamente, ve una necesidad inmediata para el desarrollo. “Queremos asegurarnos de que la creación de nuevas viviendas sea realizada por la comunidad y que esté por escrito, como un requisito, no como una opción”.
En los últimos dos años, Madera dijo que algunos de sus vecinos se fueron a Back of the Yards, donde la renta es más asequible y los precios de las viviendas son mucho menores. “Se van hacia la 50th y Damen. Es triste porque en realidad terminan perdiendo porque es una zona con alta criminalidad”. Madera dijo que algunos de sus vecinos también se mudaron a los suburbios del suroeste, Cicero y Berwyn.
Una vecina de la calle Coulter, Dolores Delatado, dijo que ha vivido en el barrio de Heart of Chicago durante treinta años. Crió a nueve hijos junto con su marido, pero siempre rentaron. En la última década, dijo que ha visto un gran cambio: más “güeros” vienen a rentar y comprar casas.
En 1990, el Lower West Side, donde se encuentran Pilsen y Heart of Chicago, era el 88 por ciento latino. Para 2020, el porcentaje de residentes latinos había caído al 71 por ciento.
La hija de Delatado, que trabaja de gerente en Dunkin Donuts, vive con ella y la ayuda. Delatado vende elotes y nieve en un carrito frente a su casa para ganar dinero extra. “Es una pequeña ayuda”, dijo.
Delatado y su hija pagan $1,000 por un apartamento de tres cuartos. Cuando se mudó allí por primera vez hace 30 años, la renta era de $250, o algunos $540 actualmente. Dijo que sus vecinos de al lado pagan más de $3,000 cada mes y que se mudarían el 30 de abril para Kenwood.
La pareja, Andrea Kenerew y Andrew Cass, se mudó a Heart of Chicago hace tres años para brindarle a su hijo un buen ambiente y escucharon cosas buenas de las escuelas cercanas. “Es un bonito bloque familiar”, dijo Cass.
Pero en el último año, el dueño les aumentó la renta de $2,750 a $3,150 en su dúplex de tres cuartos y un estudio. Dijeron que el propietario vive en Morton Grove.
“Este lugar definitivamente cumplió los requisitos al principio, pero estaban exagerando con la renta”, dijo Cass. “Ya estaba casi fuera de nuestro presupuesto”.
Betancur dijo que la gentrificación no es inevitable. Señaló el control de la renta como una medida y el asesoramiento de las propiedades no basado en el mercado inmobiliario, sino en los ingresos de los propietarios, para que la gente no tenga que pagar impuestos en base al valor de mercado del edificio. Betancur también dijo que cree que es importante reducir los impuestos para los dueños de casa que tienen dificultades para pagar. Finalmente, “no aprobar más permisos de construcción, ni rezonificaciones. Déjenlos como están. Esas son herramientas que están a la disposición”.
El problema, añadió, es lograr que los funcionarios electos se unan.
“La mayoría de las personas en el Concejo Municipal son agentes inmobiliarios y ganan dinero especulando, o son abogados que trabajan mucho en la industria de apelar impuestos o trabajan mucho en el negocio de ayudar con transacciones de real estate”, dijo. “Ganan dinero con la gentrificación.”
Alma Campos es una editora principal del Weekly.