Traducido por Alma Campos
Un verano en el Studio 51 de Gage Park es una fusión de luces láser y vestidos de lentejuelas. Cada viernes y sábado por la noche, las mujeres se deslizan por la pista de baile, mientras sus parejas las guían al ritmo preciso de la música. Afuera, la gente comparte cigarrillos y un hombre vende bolsas de chicharrones a quienes salen del club.
Conocido en el barrio como “la catedral de los sonidos”, Studio 51 ha sido el epicentro de la cumbia en Chicago desde los años noventa. Pero si estuviste allí el verano pasado, quizá escuchaste algo diferente: una mezcla de hip-hop o tecno, presentada por una nueva generación de amantes de la cumbia que están revolucionando la escena musical de Chicago, combinando los ritmos tradicionales del género con sonidos más modernos.
“Creo que ahora mismo estamos viviendo lo que algunas personas podrían llamar un renacimiento de la cumbia”, dijo Citlalic Jeffers Peña, mejor conocida como DJ La Colocha, quien actuó en el GranBailazo de Studio 51 el pasado agosto. Peña es una de las pocas DJs de Chicago que en los últimos años ha estado combinando los elementos clásicos de la cumbia con influencias modernas como el new wave, la electrónica y el punk. Ella y otros miembros de la escena local están rindiendo homenaje a la rica historia de la cumbia en espacios como Studio 51 y en toda la ciudad, ya que más lugares abrazan nuevas versiones de este sonido tradicional.
Una experta en la cumbia, Peña describe su trabajo de DJ como “un viaje a través del tiempo y de los medios”. Está muy influida por los lazos históricos de la cumbia con la cultura sonidero, sonora o ambiente que surgió en las comunidades de clase trabajadora de la Ciudad de México de los años 50, como Iztapalapa, de donde es su familia. En aquella época, la gente de estas comunidades no era bienvenida en los salones de baile de la ciudad. Como resultado, las personas empezaron a cerrar sus vecindarios para celebrar grandes bailes, fiestas en las calles con música y baile. Esto dio lugar a los sonideros, artistas que arman sus propios sistemas de sonido.
“La cumbia sonidera es el ‘sonido del barrio’”, comentó Willy Chavira padre, un veterano de Studio 51 que ha estado al micrófono como el sonido Padre Arcana desde principios de los años 2000. El Weekly conversó con Chavira antes de su 4to Festival Sonidero, un evento anual que se celebra en el estacionamiento del Restaurante Mi Tierra en La Villita y que reunió a cientos de personas en agosto. En su cuarta edición, el festival atrae a sonideros de todo el Medio Oeste, deseosos de mostrar la gran diversidad del género.
Los sonideros tienen sonidos diferentes según de qué vecindario de la Ciudad de México sean, dijo Chavira Sr. Los Chavira representan el barrio de México. Otros sonideros, como el sonido Canandonga, también estuvieron en el festival, representando a vecindarios como Tepito, que tiene un sonido más salsero, popular en partes de Brasil, Puerto Rico y Colombia. Otros, como el sonido Disco Móvil Oso de Milwaukee, representan al estado mexicano de Puebla con un sonido que Chavira Sr. describió como más reconociblemente mexicano. “Todos repetimos estilos diferentes, pero con el mismo interés de entretener a las personas”, dijo.
La cumbia recorrió un largo camino antes de llegar a los sonideros. Este género cargado de percusión, que algunos describen como un ritmo “chu-chucu-chú”, tiene sus orígenes en las tradiciones funerarias de las comunidades afroindígenas de la Colombia colonial. En sus comienzos, los ritmos característicos de la cumbia se interpretaban con la guacharaca, un instrumento tubular que se raspa con un pequeño peine para generar un sonido áspero. Con el tiempo, la cumbia se expandió por Centroamérica y llegó a México, donde adoptó los elementos con los que la mayoría está familiarizada hoy en día, como los instrumentos de viento y el piano. En los últimos años, productores de Nueva York y Los Ángeles han redescubierto el género, transformando sus ritmos clásicos en un sonido global.
La popularidad de la cumbia sonidera ha tenido altibajos a lo largo de los años, a medida que las nuevas olas de inmigrantes de México y Latinoamérica han traído la cultura de la cumbia a Estados Unidos, dijo Peña. Cuando Willy Chavira Sr. llegó a Chicago a principios de los 90, legendarios sonideros mexicanos como La Changa tocaban cumbia en locales importantes como el Aragón Ballroom. “Cuando hablas con las generaciones mayores, recuerdan ir a Aragón a ver a La Changa”, dijo Peña. “Siempre ha habido un ambiente para la cumbia. Creo que a veces las personas no tienen acceso o no saben adónde ir”.
Parte de esa escena han sido lugares como Studio 51, que lleva ofreciendo cumbia desde que abrió por primera vez en 1993. En agosto actuó con Peña en Studio 51 Willy Chavira hijo, que en los últimos años ha asumido el papel de Padre Arcana. Cuando está al micrófono, Chavira Jr. manda saludos para animar al público. Los sonideros se parecen menos a los DJ tradicionales y más a los maestros de ceremonias. Estos gritos pueden consistir en comentarios sobre las próximas canciones o en halagos a alguien que baila muy bien.
Peña ha empezado a integrar los saludos en sus propias mezclas como DJ La Colocha. Si la ves durante su residencia artística en California Clipper en Humboldt Park o cuando actúa en Simone’s en Pilsen, puede que hasta recibas un saludo. Otros DJs, como el amigo y frecuente colaborador de Peña, DJ Trumbull Shadow, también gritan al micrófono (los saludos de Shadow pueden escucharse en su noche mensual de cumbia en Penny Whistle Tavern de Pilsen). El pasado junio, Shadow y Peña colaboraron en un acto con RUIDOSA, un colectivo de artistas latinoamericanos que con frecuencia organiza eventos pop-up centrados en la cumbia en diferentes lugares de la ciudad. Peña ayudó a organizar el programa del evento, trayendo al DJ Alex García, hijo del sonido local Bombo Latino. Juntos, el dúo padre-hijo presenta un popular livestream en Facebook en el que entrevistan a sonideros del Medio Oeste.
“Cuando tengo la oportunidad de recomendar, seleccionar o incluir, siempre intento incluir a alguien de la comunidad de sonideros o a sus hijos”, dijo Peña. “Sus hijos también están surgiendo en la cultura y es importante conectarnos a todos para que podamos mantener la escena viva, en crecimiento y cambio”.
La escena de la cumbia de Chicago sigue cambiando y también ha adoptado un nuevo subgénero, la “kumbia oscura”, que mezcla la cumbia tradicional con sonidos más oscuros y punk, como sintetizadores, pops electrónicos y mucho bajo pesado.
“Obviamente es cumbia, pero no es necesariamente la cumbia convencional que las personas están acostumbradas a escuchar, o las cosas que esperan oír en sus quince o en una boda”, dijo Peña. “Creo que explora las profundidades a las que puede ir el género, más allá de algunas de las cosas que estamos acostumbrados a oír”.
Uno de los progenitores de este nuevo sonido es Flores Negras, DJ y creadora de la serie de raves de cumbia Mictlan Productions. Flores Negras actuó en la Noche de Kumbia de Thalia Hall en septiembre junto a sus colegas DJ Karenoid y Eva María (quien también organiza una popular noche semanal de cumbia en Punch House en Pilsen).
Flores Negras empezó su carrera musical en la escena punk y metal de Chicago, actuando como vocalista principal del grupo Rosaries, antes de dedicarse a DJ durante la pandemia. Dice que llevó su punk rock a los tocadiscos y que le gusta mezclar la cumbia con el metal, el rock, el merengue y el juke
“Es un verdadero sonido fuerte”, dijo sobre su sonido. “¡La cumbia se pone dura!”.
Para poder alcanzar los sonidos más intensos de la kumbia oscura, Flores Negras pone dos canciones a la vez: una que tenga un toque tecno, EDM o industrial, y otra que sea un clásico de la cumbia que sabe que se mezclará bien. “Puedes saber qué canciones son más alegres que las demás, así que busco a propósito las que suenan más oscuras o las que tienen voces más profundas”, explica. Su mezcla única crea momentos de baile que aparentemente sólo se pueden dar en una producción de Flores Negras. “Una vez vi a unas personas que hacían como un baile de cholo con mi sonido techno y eso literalmente me alegró la vida.”
Según Flores Negras, antes de la pandemia, la cumbia sólo se tocaba en espacios para adultos mayores, como eventos sonideros y espacios como Studio 51. Era aún más raro oír cumbia mezclada con géneros como el punk y el metal. “Hace mucho tiempo, toqué en un show en el que había mucho rock y metal en español, y se tocaba cumbia en medio de los sets”, dijo Flores Negras. “Dije: ‘Esto me encanta’, y eran gente mayor, así que pensé: ‘Esto hay que llevarlo a la gente más joven’”.
En 2019, inició una fiesta llamada CUMBIA vs. new wave, que combinaba cumbia con sintetizadores de los 80 y electrónica. Cuando llegó la pandemia, esto se transformó en CUMBIA y Los goths, una fiesta virtual en la que Flores Negras empezó a perfeccionar su característico estilo de kumbia oscura. Puedes verla en directo en su próximo show CUMBIA y Los Goths el 25 de octubre en Subterranean en Wicker Park.
A Flores Negras también le ha emocionado ver a DJs como Peña y Trumbull Shadow incluir lo clásico con sonidos más nuevos, en particular en espacios como Studio 51, que llevan décadas celebrando el género.
“Ha sido algo tan maravilloso de ver. Recuerdo que cuando La Colocha apenas empezó a hacer eso, yo pensé: ‘Sí’, porque en México esas fiestas hacen bailar a todo el mundo la calle y es increíble ver lo que pasa aquí”, dijo Flores Negras. Espera que los DJs de Chicago sigan ampliando las posibilidades de la cumbia y creando más espacios para que el género prospere.
“Esa música es nuestro hogar, y merecemos sentirnos en casa”.
Charlie Kolodziej es un periodista independiente cuyo trabajo ha aparecido en el Weekly, Windy City Times y el Chicago Reader.