Miembros de Runners High Chicago el 30 de marzo. Foto de Molly Morrow
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Traducido por Alma Campos

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Es un día de marzo inusualmente cálido en Chicago, un día perfecto para correr por el sendero 606 de Logan Square. Carlos Ramos es el único que está allí cuando llego a las 9 a.m. en punto. Unos diez participantes más llegan mientras se inicia el calentamiento.

Algunos comienzan la carrera y corren rápidamente, pero la mayoría corren tranquilamente. Ramos es el último en empezar, y durante la carrera se asegura de sacar fotos del grupo para Instagram. Cuando llegué al final del recorrido, Ramos ya había regresado y lo encontré descansando sobre una roca como si no hubiera acabado de correr.

Runners High Chicago empezó hace poco más de dos años, cuando Carlos Ramos y Anakaren “AK” Ramírez se conocieron en la carrera Turkey Trot de Chicago. Ambos son de Chicago y empresarios de negocios relacionados con el cannabis.

Ramos fundó Up Elevated Cocktails, una línea de bebidas artesanales con infusión de cannabis, y Ramírez dirige AK40SEV, que vende artículos de promoción, desde calcomanías y camisetas hasta encendedores y balanzas digitales portátiles. 

Según recuerdan, se echaron un toque antes de comenzar la carrera y de regreso a casa. Fue entonces cuando ambos pensaron en crear un club de corredores para otras personas que también consumen cannabis durante sus entrenamientos.  

“No soy de los que fuman cannabis y juegan a videojuegos y se ponen a comer Cheetos. Cuando fumo, me gusta caminar, patinar, nadar o correr. Hablamos de lo bueno que sería que hubiera una comunidad de personas con ideas similares que lo consumieran como parte de su régimen de salud y bienestar.”

Unos meses después, en junio de 2022, Ramos y Ramírez organizaron la primera carrera de Runners High Chicago.

Runners High es la primera (y única) organización de este tipo en la ciudad: un club de atletismo dirigido a consumidores de cannabis. Todos los sábados a las 9 a.m. se reúnen para correr (4.20 millas, un homenaje a la fecha en la que se celebra el cannabis en EE.UU.) en un lugar diferente de la ciudad. 

En primavera y verano, corren juntos tres veces por semana. Su misión, como dicen, es “fumar, ponernos en forma y acabar con el estigma”.  

No todos los miembros consumen cannabis, pero la mayoría fuma o toma comestibles antes y después de sus carreras. Y a uno de ellos, según Ramos y Ramírez, le gusta fumar sin parar. “Para mejorar la capacidad pulmonar”, bromea Ramos.

Aunque parte de lo que les diferencia de otros clubes de corredores es la combinación de cannabis y carreras, Ramos y Ramírez dicen que ninguno de los dos es obligatorio para participar en sus eventos.

“Todos son bienvenidos. No tienes que consumir necesariamente. No tienes que correr tampoco. Puedes caminar. Puedes simplemente divertirte”, dice Ramírez.

Y aunque la mayoría de las personas que se han unido al club pueden correr las 4.2 millas, dice Ramos, Runners High sigue siendo “un tipo de grupo para todos y de todas las velocidades”.

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Para muchos, incluyendo los miembros de Runners High, el cannabis y el ejercicio son una combinación sorprendente pero natural, y ambos suelen ser medios para aliviar el estrés y regular el estado de ánimo.

Ramos señala que el tradicional estado de euforia del corredor, normalmente atribuido a las endorfinas, es en realidad una reacción dentro del sistema endocannabinoide del cuerpo humano, que se cree que controla funciones que van desde el procesamiento emocional a las respuestas inflamatorias e inmunes. El periodista Josiah Hesse destaca este fenómeno en su libro de 2021 Runner’s High, en el que relata su propia experiencia combinando el cannabis con correr. 

En el proceso, descubrió que la práctica es más común de lo que pensaba, tanto entre los corredores de ultramaratones como en los principiantes.

También muchos miembros de Runners High Chicago afirman que la combinación del cannabis y el ejercicio les ayuda a controlar el estrés del día a día.

Ramírez, por ejemplo, empezó a correr durante la pandemia y descubrió que la hacía sentirse más tranquila y enfocada dentro de su vida ocupada como empleada del sector gubernamental, empresaria y madre soltera.

“Ni siquiera me había dado cuenta que me gustaba correr. Odiaba correr”, dijo Ramírez. “Yo pensaba: ‘No hay manera de que yo pueda correr. Fumo demasiado’. Y me estaba limitando”.

Con la reciente legalización de la marihuana recreativa en muchos estados, incluyendo Illinois en 2019, también hay un creciente (pero aún pequeño) número de investigaciones sobre los posibles beneficios y desventajas de combinar el cannabis con el ejercicio.

En general, la investigación respalda la hipótesis de Runners High Chicago. Se ha demostrado que el cannabis aumenta el placer mientras se corre, según estudios realizados en la Universidad de Colorado Boulder, aunque estos mismos estudios sugieren que también puede provocar un ligero aumento de agotamiento. 

El cannabis no sólo puede aliviar los síntomas de ansiedad o estrés, sino que también puede aliviar el dolor crónico durante el ejercicio. Es una práctica que ha crecido en popularidad entre aficionados y corredores más experimentados.

Aunque combinar el cannabis con el ejercicio tiene beneficios potenciales, sigue siendo importante considerar los límites y la tolerancia de cada quien, afirma la Dra. Hanna Molla, instructora del Laboratorio de Farmacología del Comportamiento Humano de la Universidad de Chicago, que estudia el consumo de drogas y sus efectos sobre el estado de ánimo y el rendimiento físico y cognitivo.

“Cada persona puede responder de forma diferente al cannabis, y factores como la tolerancia individual, así como la dosis, pueden influir significativamente en los resultados del rendimiento”, afirma Molla.

Pero mientras la investigación aclara parte del misterio en torno al cannabis y el bienestar, Runners High quiere romper el estigma.

“A toda persona que consume cannabis probablemente le han dicho ‘marihuano flojo’ en su vida, y es lamentable porque somos la prueba viviente de que esa connotación o estigma es incorrecta”, dijo Ramos.

También quieren cuestionar ideas predominantes sobre prácticas más aceptadas dentro del mundo de correr, como el consumo de alcohol.

Ramos considera que se trata de una especie de doble moral, sobre todo porque los efectos negativos del consumo de alcohol antes, durante y después del ejercicio están bien documentados, pero el alcohol suele estar más aceptado en los eventos de correr.

“Hay cerveza en todas las carreras de 5K. La gente toma cerveza a las 9 de la mañana y nadie dijo nada al respecto, mientras que cuando me fumo un toque después de correr la gente me mira raro”, dijo Ramos. “No trato de demonizar el alcohol como la gente ha demonizado el cannabis; sólo trato de exponer la información verdadera”.

Las reacciones a Runners High Chicago han sido variadas. Algunos miembros de otros clubes de corredores han expresado lo mucho que aprecian todo el trabajo que hacen por la comunidad. Otros los han mirado con confusión o han hecho comentarios denigrantes durante las carreras. Pero Ramos, Ramírez y un fiel grupo de corredores siguen corriendo.

Además de consumir cannabis, parte de lo que diferencia a Runners High Chicago de otros clubes de corredores es que hacen mucho más que correr. En cada carrera, todos los participantes hacen una evaluación de su día en una escala del uno al diez y hablan sobre aquello por lo que están agradecidos o lo que les está causando estrés.

“Algo que aprecio mucho es que, como somos un grupo más pequeño, podemos vernos unos a otros y comunicarnos antes de correr”, dijo Alex Galván, participante regular de Runners High. “El club crea una comunidad que parece estar formada principalmente por gente creativa, gente muy positiva, muy abierta y unida en torno al cannabis”.

El grupo también ofrece clases de yoga y entrenamientos HIIT (entrenamiento de alta intensidad), organiza debates públicos sobre salud mental y dirige limpiezas comunitarias mensuales en parques del área de Chicago.

Y este año, Runners High organizará su segunda carrera anual llamada 4/20. 

El año pasado, el grupo consiguió que restaurantes y dispensarios ayudaran a patrocinar la carrera, con camisetas en los que se leía “420”. Este año, continuarán la tradición con una carrera formal a lo largo del sendero 606. También esperan empezar otras carreras y otras sucursales de Runners High en ciudades de todo el país. Ya existe una en San Diego y se está preparando una en Washington, D.C.

Estos eventos sirven a su objetivo más amplio de comprometerse con la comunidad y crear una programación completa para personas con ideas similares, muchas que no corrían antes de unirse a Runner’s High.

“La mayoría de nuestros miembros no habían corrido ni una milla en su vida adulta y probablemente no hubieran empezado a hacerlo si no existiera el cannabis y la convivencia”, dijo Ramos.

Esto se extiende a sus otras iniciativas comunitarias, como las limpiezas mensuales. “La gente ve la basura en los parques, pero dice: ‘No quiero limpiar esto yo solo’”, dijo Ramos. El grupo de corredores ha convertido la recolección de basura en una actividad divertida y colaborative.

“Es una buena forma de convivir con gente que está en sintonía. Y es divertido, es como jugar juntos, como un juego de adultos”, dijo Galván.

Ese enfoque en la convivencia está de acuerdo con los objetivos de bienestar del grupo. Para sus fundadores y miembros, tanto el cannabis como correr tienen que ver con aliviar el estrés e infundir una sensación de calma en medio del caos de la vida cotidiana, y hacerlo con un grupo de personas con intereses similares que pueden inspirarte a seguir adelante, en las carreras y más allá.

“Mucha gente ve los sábados por la mañana como su espacio de felicidad”, dijo Ramos con entusiasmo. “AK se ha convertido en un gran amigo mío. Tenemos amigos con los que salimos todo el tiempo, y los conocimos a través de Runners High. Tenemos objetivos y nos motivamos mutuamente. No somos sólo un club que se reúne una vez a la semana, y estoy orgulloso de eso.”

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Molly Morrow es estudiante de cuarto año en la Universidad de Chicago. También es la editora en jefe del periódico político de la universidad The Gate y escritora freelance del Weekly.

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