Cuando los clientes entran a El Anticuario en la calle 18, en el corazón del barrio de Pilsen, se activan sus 5 sentidos mientras navegan por una colección de recuerdos: entre el olor de sus postres, la música de jazz de vinilo, tarjetas postales de la época de oro de Hollywood, muñecas antiguas, e incluso el llamado ‘cementerio de libros’.
Por lo menos, esa era la misión del copropietario, Francisco Orozco, cuando inició el negocio familiar con su hija Gibby y su esposa Alex hace seis años. Ahora se están preparando para algunos cambios.
Justo afuera de la tienda, en el 1425 W. 18th St., los residentes han estado viendo un aviso público que ha causado un poco de confusión y ha generado rumores sobre la posibilidad de que El Anticuario cierre. Una interpretación es que un negocio de maquillaje reemplazará a la tienda de antigüedades.
Pero la familia niega que esto vaya a suceder.
“La gente viene aquí todo el tiempo y pregunta al respecto”, dijo Gibby. “La puerta siempre está abierta.”
Ella dijo que el próximo negocio de maquillaje semipermanente o “laboratorio de cejas” ha estado en proceso desde que reabrieron después de la pandemia y que operará por separado bajo otro dueño.
Mencionó que tenía curiosidad sobre los cambios que vendrán con este nuevo negocio de maquillaje, pero dijo que “sabe que todo es para bien porque son negocios diferentes”.
No se pudo contactar al propietario del nuevo negocio, “J.Huerta”, para hacer comentarios.
Para Alex, la tienda es mucho más que un negocio, ya que inicia una entrada para que las personas conozcan más sobre su hogar. Todos los fines de semana, hornea postres inspirados en las recetas de la poeta y académica mexicana Sor Juana Inés de la Cruz.
“Porque lo que hago en la casa nos sirve para comer nosotros y también para que la gente coma con nosotros”, dijo. “Siempre estoy haciendo algo diferente”.
El objetivo, como mencionó la pareja, es crear conversaciones con sus clientes orgánicamente, mientras disfrutan de los postres. Alex intenta diversificar las recetas. “Siempre estoy haciendo algo diferente[…] algo mexicano, como las galletas mexicanas para bodas”.
Alex dijo que los clientes traen una parte de su propia cultura a la tienda mientras conocen las raíces de la familia. La madre y copropietaria del Anticuario comparte que el negocio une a personas de diferentes orígenes.
“Vienen de todas partes”, dijo. “Cuando vienen aquí, [llaman] para ver primero si vamos a estar abiertos… hay personas que ya las hemos tenido como clientes desde hace años”.
Ella quiere que cada día laboral sea un día hermoso lleno de esperanza, la cual proviene de la oportunidad de poder compartir su “lenguaje de amor”: la comida, según cuenta su hija Gibby.
“La hemos estado animando de que es su momento para hacer algo que realmente le encanta hacer”, dijo Gibby. “Le encanta cocinar y le encanta la repostería”.
Gibby, una ex maestra, dice que antes de ingresar al negocio a tiempo completo, todo su mundo giraba en torno a la enseñanza hasta que la pandemia provocó un cambio.
Es una orgullosa hija de inmigrantes mexicanos, y expresó que el negocio es una “conexión con el mundo exterior”.
Pero no siempre ha sido fácil. La pandemia fue un momento desafiante que dejó a toda su familia “en el limbo”.
“Fue muy extraño para nosotros como familia”, dijo Gibby. “Nos impactó porque no sabíamos lo que estaba pasando… y entonces pensamos, ‘bueno, ¿nos quedamos o nos vamos?’”
Gibby dijo que a pesar de los desafíos, la familia decidió renovar su contrato de arrendamiento y quedarse en Pilsen. “Este es siempre nuestro hogar”, dijo Gibby.
Su papá está de acuerdo. “Es un concepto hecho por la comunidad para la comunidad”, dijo Francisco. “Queremos que vengan y disfruten de una experiencia”.
Una experiencia que surgió de una afición justo antes de casarse. Alex dice que su esposo comenzó a recolectar artículos antiguos de las ventas locales o incluso de cosas que otros residentes tiraban. Esto fue algo que profundizó su conexión como pareja.
“Él tenía su colección de cosas antiguas y a mí siempre me ha gustado mucho saber el pasado”, comentó Alex.
Mientras la familia espera que se abra este nuevo negocio, dicen que todavía tienen mucho por hacer en los próximos meses. Gibby dijo que quiere que más personas vengan y sean parte de su comunidad.
“Realmente está abierto para todos y cualquiera y creo que mi énfasis es que todos sientan el amor”, dice Gibby. “Cuando amas el trabajo que haces, te sale naturalmente. Estás más en paz… Espero que podamos dar esa paz y amor a las personas”.
Ella quiere que los habitantes de Chicago vean que cada artículo dentro de la tienda tiene vida propia.
“Muchos de estos artículos llevan recuerdos, historia y conexiones con otras personas”, expresó Gibby. “Entras aquí y sientes que estás viviendo la historia”.
Para Francisco, el objetivo es que los residentes entiendan que acaban de entrar en una realidad de fantasía. Una realidad que abrirá el espacio a nuevos habitantes de la comunidad que los situará en dos mundos diferentes: el arte del maquillaje y el arte de los tesoros de antigüedad. Esta hibridez es un concepto que se ha convertido en una normalidad en el barrio de Pilsen.
“Esa es la idea central de la tienda”, dijo. “Que les traiga no solamente nostalgia, pero un mundo diferente”.
Hillary Flores es contribuyente primeriza del Weekly.