En una reunión comunitaria el miércoles 30 de agosto, residentes de Hyde Park se mostraron divididos sobre los planes de utilizar el hotel, Hotel Lake Shore en el este del vecindario, como refugio temporal para cientos de migrantes. Muchos se mostraron totalmente en contra de que los solicitantes de asilo se alojen en la comunidad, mientras que otros mostraron apoyo a que el barrio les abriera los brazos a los recién llegados.
Cerca de 200 personas asistieron a la reunión en el lugar de eventos, The Promontory, en el 5311 al sur de la avenida Lake Park. La reunión fue organizada por la oficina del concejal Desmon Yancy del distrito 5 y funcionarios de la ciudad. El propósito de la reunión era responder a las preguntas de los vecinos sobre el hotel, pero los que hablaban frente a la audiencia a menudo se vieron ahogados por los gritos de algunos miembros del público.
La Municipalidad planea comenzar a trasladar a unos 300 hombres, mujeres y niños en el hotel tan pronto como el viernes, 1 de septiembre. (Se le dijo a la oficina de Yancy previamente que el traslado comenzaría el 5 de septiembre.) Los funcionarios dijeron que planean utilizar el hotel durante unos seis meses.
De enero a abril de este año, el hotel había sido utilizado como refugio temporal para unos 50 migrantes. Por esto, y por la gran capacidad del hotel, dijo Yancy, los funcionarios eligieron la ubicación.
“Pero yo no fui parte de ninguna conversación con los propietarios del hotel… he recibido información muy limitada de la Municipalidad”, dijo Yancy. “Estamos aquí porque pensé que era importante que la gente de la comunidad supiera lo que está pasando, incluso si la oficina del alcalde no estaba dispuesta a hacerlo”.
Según Stephen Chung, jefe adjunto del Departamento de Policía de Chicago (CPD, por sus siglas en inglés) habrá seguridad contratada que estará en las instalaciones 24 horas al día, 7 días a la semana, y se establecerá un toque de queda a las 11 de la noche para quienes vivan en el hotel.
Los agentes de CPD patrullarán con frecuencia la zona, prestando “especial atención” al refugio. No se permitirán visitas y los residentes deberán firmar a la entrada y salida del refugio con el personal del hotel.
Los residentes podrán ser dados de baja del refugio si se descubre que no siguen las normas del centro, como no cumplir el toque de queda, participar en actos violentos y consumir drogas.
En cuanto a apoyo, se les ofrecerán atención médica y servicios de salud mental, clases de inglés y acceso a redes de apoyo, como de organizaciones religiosas y sin fines de lucro. También se prestarán servicios para manejar sus casos.
Más de 6,679 inmigrantes están alojados actualmente en 16 refugios temporales en toda la ciudad. Otras 1,650 personas están a la espera de ser albergadas y duermen en los suelos de comisarías y aeropuertos.
La reunión se llevó a cabo un año después de la llegada del primer autobús a Chicago. Desde el 31 de agosto de 2022, han llegado a la ciudad más de 217 autobuses. Según las autoridades, el miércoles llegaron dos autobuses más.
Al comienzo de la reunión, Jesús Del Toro, de la Oficina de Nuevos Estadounidenses de Chicago, enfatizó la importancia de que los residentes muestren compasión y paciencia ante la escasez de recursos municipales debido a la llegada de los migrantes. También urgió al gobierno federal a intervenir.
“Estamos haciendo todo lo posible para hacer frente al momento, pero sin una acción federal como la financiación o la posibilidad de que (los migrantes) trabajen [legalmente], nos encontramos en un ollo”, dijo Del Toro. “Nuestro objetivo es satisfacer las necesidades básicas de la gente, pero también [ayudarlos a establecerse]”.
“Este hotel es una solución temporal”, añadió. “En mi opinión, la alternativa (al no disponer de refugios) es que entre 13,000 y 14,000 habitantes de Chicago no tendrán dónde vivir. Eso genera otra posible situación de seguridad pública”.
Rápidamente fue interrumpido por miembros del público que gritaban que había otras ciudades alternativas en el estado de Illinois para reubicar a los inmigrantes.
“Es un ataque intencionado a la ciudad de Chicago para conseguir que estemos divididos”, argumentó el concejal Andre Vasquez del distrito 40, presidente del Comité de Derechos de los Inmigrantes y Refugiados del Concejo Municipal.
La referencia al gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, que ha enviado la mayoría de los autobuses de inmigrantes a Chicago en protesta por la ley federal de inmigración, fue recibida con fuertes aplausos.
“Cada día, estamos viendo a entre 80 y 100 personas que llegan a la ciudad”, añadió Vásquez.
Las distintas reacciones de la comunidad durante la reunión reflejaron en gran medida las recientes reuniones sobre los albergues para migrantes en los vecindarios de Woodlawn y South Shore. Como ha sucedido en esas reuniones, varios residentes también expresaron su frustración por el corto aviso, las preocupaciones de seguridad y la larga historia de desinversión en las comunidades negras.
Algunos residentes también expresaron su temor a que disminuyera el valor de la propiedad y mostraron actitudes xenófobas, acusando a los solicitantes de asilo de transmitir enfermedades y causar delitos en la ciudad.
Pero algunos residentes también expresaron apoyo a que los migrantes se alojen en el hotel y hablaron sobre la necesidad del apoyo comunitario a los migrantes —como la entrega de alimentos y suministros— y les imploraron a los funcionarios de la ciudad que se esfuercen por conseguir ayuda federal del gobierno de Biden. Otros presentes les explicaron a los que no estaban de acuerdo que tuvieran en cuenta las actuales crisis económicas en lugares como Venezuela y otros países de los que han huido los solicitantes de asilo, que se han visto empeoradas por las sanciones estadounidenses.
“Tenemos recursos más que suficientes en la ciudad y en este país. Somos la nación más rica en la época más rica de la historia”, argumentó un residente. “Podemos proporcionar recursos a todas las comunidades… la Municipalidad puede proporcionar reparaciones materiales a la población negra al mismo tiempo que se proporcionan recursos a la población latina”.
Yancy se mostraba algo irritado y concluyó la reunión de dos horas dando las gracias al público por su asistencia; también criticó a la Municipalidad por seguir adelante con el plan de refugio.
“Cuando recibí la llamada de la alcaldía (el pasado) miércoles por la noche, me enfurecí… es un acuerdo que ya estaba hecho”, dijo Yancy. “También estoy furioso porque, como persona negra que ha vivido en la ciudad durante 51 años, he visto la desinversión en nuestras comunidades. Vivo en South Shore, y South Shore tiene una de las tasas de desalojo más altas de la ciudad”.
“La raíz del problema es que nuestros funcionarios electos nos han defraudado. Y punto. Ya sean a nivel estatal, a nivel federal y muchos a nivel municipal”, continuó. “Agradezco que todo el mundo en esta sala haya venido a compartir su opinión sobre lo que está pasando, pero si hubiéramos tenido este tipo de interacción [comunitaria] antes, entonces la Municipalidad no hubiera podido hacer esta clase de porquería”.