La Oficina Civil de Responsabilidad Policial (COPA, por sus siglas en inglés) está investigando a una agente de policía del distrito 14 de Logan Square por comentarios que supuestamente le hizo a varios solicitantes de asilo y a los voluntarios. Un portavoz del departamento de policía de Chicago (CPD) también dijo que la Oficina de Asuntos Internos (BIA, por sus siglas en inglés) del departamento está “investigando a un miembro del departamento en el distrito 14”.
Múltiples voluntarios del distrito 14 le dijeron al Weekly que oyeron a la agente decir cosas antiinmigrantes y ofensivas a las personas que se refugiaban en la comisaría. En junio, la agente también les gritó insultos a un grupo de migrantes y los amenazó con un perro, según testigos.
La agente, una sargento que lleva en el departamento desde 1998, además tiene por lo menos 14 denuncias en su historial, según información del proyecto Citizens Police Data Project, que toma nota de las interacciones de la policía con el público. El Weekly no nombra a la agente porque las investigaciones de COPA y BIA están en curso.
Desde el pasado agosto, más de 10,000 personas procedentes de Venezuela y otros países han llegado a Chicago, muchas de ellas transportadas en autobús por el gobernador de Texas, Greg Abbott. Cientos se han alojado en comisarías de toda la ciudad. Grupos de ayuda mutua y voluntarios han intervenido para suplir las carencias de los servicios municipales, garantizar la alimentación de los recién llegados y ayudarles con las necesidades básicas.
Varios voluntarios de un grupo de ayuda mutua del distrito 14 hicieron declaraciones a COPA sobre malos tratos verbales a los solicitantes de asilo por parte de la sargento. Tres de ellos relataron sus experiencias con la agente durante entrevistas. El Weekly no está identificando a ninguno de los voluntarios entrevistados para no interrumpir su labor.
Uno de los voluntarios dijo que, cuando un autobús que llevaba migrantes llegó a la comisaría, la sargento empezó a gritarle y a hacerle preguntas al conductor del autobús. Mientras estaban en la entrada de la comisaría, la sargento dijo: “Ya no hay lugar aquí”, según la voluntaria. Entonces, empezó a decir varias cosas, como que el Presidente Joe Biden era un criminal de guerra.
“La forma como manejó las cosas fue muy decepcionante”, dijo la voluntaria.
Otro voluntario dijo que cuando dejaron a un grupo nuevo de recién llegados, la sargento gritó que no podían entrar en la estación, que iban a traer piojos y enfermedades, y que “tenemos que cuidar a los nuestros”.
Un tercer voluntario le contó al Weekly que una noche, a mediados de mayo, la entrada estaba llena de recién llegados. Un grupo de personas que acababan de llegar enfrentaban la posibilidad de dormir afuera, a pesar de que había más espacio disponible en el vestíbulo de la comisaría.
“Me acerqué a la agente y le dije, ‘¿estaría bien que algunas de estas personas pasen la noche en este otro espacio?’ Su respuesta fue, literalmente, ‘¿por qué no los llevas a la casa de [la ex alcaldesa Lori] Lightfoot?’”
En junio, la sargento supuestamente les reprochó a los recién llegados mientras llevaba un perro amarrado.
“Ana” (nombre ficticio), una recién llegada que dijo haber presenciado ese incidente, lo describió al Weekly.
Ana vino de Venezuela con su marido y sus hijos. El más pequeño tenía menos de un año. En abril comenzaron la travesía hacia el norte, atravesando Colombia, la peligrosa selva del Darién en Panamá y la mayor parte de Centroamérica a pie antes de llegar a los Estados Unidos. En junio, se subieron a un autobús que los llevó a Chicago, en donde fueron enviados a la comisaría del distrito 14.
En su segundo día en Chicago, Ana conoció a la sargento. Hacia el mediodía, Ana y otras familias jóvenes estaban acostadas en el suelo debajo de una escalera dentro de la estación, conversando. Entre ellos estaba una mujer embarazada, los maridos de las mujeres y un adolescente.
“Llega la sargento y empieza a gritar en inglés, pero no sabemos si se refería a nosotros [al principio]”, cuenta Ana. “Estaba gritando, diciendo locuras… No hablamos inglés, pero sabíamos que se refería a nosotros con palabras obscenas, groseras”.
En ese momento, otro oficial se acercó y nos explicó en español que los hombres no podían estar dentro de la comisaría. La sargento siguió gritando. “No entendíamos la situación y [la sargento] estaba muy alterada”, contó Ana. “Como no reaccionábamos a lo que estaba pasando, se fue a otro cuarto y salió con el perro. Salió más alterada”.
Sin dejar de gritar, la sargento aflojó la correa del perro lo suficiente para que pudiera acercarse a las familias, según Ana. Era como si la sargento estuviera “amenazando con que si no nos íbamos ahora, iba a soltar al perro”.
Las familias intentaron explicar que los hombres del grupo eran sus esposos y que uno de ellos era menor de edad. “No le importó que hubiera niños”, dijo Ana. “No le importó que el otro fuera menor de edad ni que la mujer estuviera embarazada. No le importaba nada”.
Cuando Ana y los demás se salieron de la comisaría, la sargento los siguió hasta la puerta.
“Se quedó en la puerta con el perro, mirándonos con odio”, dijo Ana. “Estuvo mucho tiempo allí de pie, mirándonos con aborrecimiento”.
Poco después llegó Ashley Vargas, miembro del Concejo del Distrito 14 de Policía, y las familias le contaron lo que acababa de ocurrir. Vargas habló con la sargento y le dijo que le contaría lo ocurrido a la comandante del distrito.
“[La sargento] dijo, ‘adelante, yo misma hablaré con la comandante’, así que le dije, ‘bueno, dile que salga’”, le dijo Vargas al Weekly. “Entonces ella dijo, ‘no, ella no debería perder el tiempo hablando con una niña’”.
David Orlikoff, también miembro del Concejo del Distrito 14 de Policía, dijo que el comportamiento de la agente fue alarmante. “Fui testigo de la forma que esta sargento le decía [a Vargas] ‘niña loca’, y que no tenía que hablar con ella, que no hablará con ella, y no necesita trabajar con ella”, dijo Orlikoff.
En un correo electrónico enviando posteriormente al Weekly, Orlikoff escribió que la “aparente incapacidad de la sargento para respetar la autoridad del concejal de distrito elegido por nuestra comunidad mientras actúa directamente dentro de su cargo oficial parece incompatible con los requisitos impuestos por su posición de liderazgo” como supervisora de la comisaría de distrito.
Las acusaciones en el distrito 14 forman parte de los múltiples incidentes que los voluntarios describieron acerca de los oficiales de policía que maltratan a los recién llegados en varias comisarías de distrito.
Varios voluntarios reconocieron que algunos agentes se han esforzado por ayudar a los recién llegados, ya sea comprando comida con su propio dinero o manteniendo una actitud relajada y compasiva hacia ellos. Un voluntario del distrito 24 dijo que algunos agentes han sido amables, han traído juguetes para los niños o les han dado vitaminas. “Pero cuando hacen eso, en realidad están actuando como individuos, no como oficiales, porque el sistema de la comisaría sigue siendo inseguro y poco amistoso”, dijeron.
Otros agentes han hecho comentarios xenófobos y se han negado a ayudar a los recién llegados, según varios voluntarios que hablaron con el Weekly.
Una voluntaria del distrito 1, en el centro, dijo que una agente latina hace que los recién llegados se pongan en fila temprano cada mañana para hacer el recuento diario. Ella y otros agentes despiertan a las personas que duermen allí gritando o sonando un silbato.
“Los pone en fila… a veces [a] las 5:30 de la mañana”, explica la voluntaria. “Dice cosas como: ‘Fuera todos. Cuando mi padre llegó [a Estados Unidos], ya estaba trabajando. Son unos flojos’”.
El voluntario dijo que esta agente también ha separado intencionadamente a parejas que no están casadas. Según el voluntario, la agente ha dado a estas parejas diferentes números de solicitud de servicio del 311, los cuales le asignan su lugar en la fila para una vacante en uno de los refugios de la Municipalidad, con el fin de enviarlos a sitios diferentes.
En el distrito 4, en el lado sureste, un agente de policía hizo salir de la comisaría a un recién llegado en medio de una de las recientes tormentas de lluvia. “Están quitándoles la dignidad y humillando a esta gente, y eso crea miedo y desconfianza”, dijo el voluntario.
Una voluntaria del ditrsito 5 de Pullman contó que en mayo recibió una llamada de otra voluntaria que estaba en un hospital con una recién llegada que había sufrido un aborto espontáneo. Tras ser atendida, la mujer fue devuelta a la comisaría. Los voluntarios intentaron proporcionarle analgésicos sin receta a la mujer, pero la policía se negó a permitírselo.
“Tienes a alguien que viene de otro país y deberían darle la dignidad de recibir el tratamiento médico que necesita”, dijo la voluntaria. “Es tan decepcionante”.
A medida que más y más personas llegaban al distrito 24 en Rogers Park, la respuesta de los agentes cambió, según un voluntario allí presente. Primero, dejaron de apagar las luces del vestíbulo por la noche. Después, empezaron a hacer entrar a los detenidos por en frente en vez de por una entrada trasera. “La gente tenía el sentido de que lo hacían a propósito para hacerlos sentir incómodos estando allí con sus hijos”, explicó el voluntario.
“Mucha gente habló de un agente que caminaba y les daba patadas mientras dormían, y les apuntaba a la cara con linternas”, añadió.
En los cambios de turno, los agentes empezaron a hacer salir a todos de la comisaría, supuestamente para limpiar. “Pero luego no limpiaban nada”, dijeron.
Al final, las familias durmieron afuera, “porque era un entorno más agradable que la comisaría”.
Como otros han reportado, el voluntario dijo que los recién llegados no quieren quejarse por miedo a empeorar su situación. “Sólo quieren pasar desapercibidos; no intentan empeorar las cosas”, afirma el voluntario del distrito 24. “Había tanta desconfianza, que decir algo sólo empeoraría las cosas”.
En el distrito 25, en Belmont Cragin, los recién llegados se ven obligados a dormir en un vestíbulo cercano al lugar donde los delincuentes sexuales se registran cada mañana. Un voluntario dijo que cuando los grupos de ayuda mutua traen café y desayuno para los recién llegados, tienen que ponerlo en el suelo, porque la única mesa disponible está cerca del área de registro. La policía se negó a mover la mesa, a proporcionar otra mesa o a permitir que el grupo de voluntarios trajera una suya, dijo el voluntario.
El voluntario añadió que los policías del distrito 25 se han negado a proporcionarle a los recién llegados con los números de solicitud de servicio (SR, por sus siglas en inglés). Cuando un voluntario le pidió a un sargento de ese distrito que ayudara a un recién llegado a obtener una nueva tarjeta SR, el sargento dijo que sólo lo ayudaría si el voluntario se llevaba a casa a tres de las personas que se alojaban allí.
La oficina de prensa del departamento no respondió inmediatamente a las preguntas sobre las acusaciones adicionales.
El voluntario del distrito 24 dijo que los recién llegados no tienen forma de reportar los abusos. “No hay nada publicado sobre eso”, dijeron. “En si, COPA ya es confusa e ineficiente para las personas que son de aquí y que hablan inglés. Creo que la gente se merece una forma fácil de reportar cualquier abuso: de la policía, de los voluntarios, del lugar de trabajo, del personal del albergue. Ahora mismo [los solicitantes de asilo] son una población muy vulnerable, y creo que las personas que se supone que deben protegerlos querrían saber cuáles son los puntos débiles para su seguridad”.
En una conferencia de prensa sobre la apertura de un centro piloto para familias recién llegadas en la secundaria Roberto Clemente, el alcalde Brandon Johnson dijo que “hay urgencia” por sacar a los recién llegados de las estaciones de policía en toda la ciudad. Añadió que la administración está en proceso de establecer instalaciones alternativas.
En otra conferencia de prensa sobre la investigación de COPA de las acusaciones de mala conducta sexual que involucran a oficiales en el distrito 10, la jefa de administración de COPA, Andrea Kersten, dijo que la agencia ha recibido alrededor de dos docenas de quejas contra oficiales de CPD que involucran a migrantes.
“Sólo dos o tres” de las quejas caen bajo la jurisdicción de COPA, agregó Kersten.
Jim Daley es periodista de investigación y contribuyente del Weekly.