Credit: Micah Clark Moody

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Treinta y cuatro personas se convirtieron en autores y fueron reconocidos en un evento en la Cárcel del Condado de Cook el mes pasado.

Los escritores completaron juntos el programa de redacción autobiográfica de ConTextos y lanzaron su trabajo al mundo. Sus compañeros, instructores, amigos y familiares celebraron juntos en un gimnasio de la División 6 de la cárcel, una ceremonia en la que los nuevos autores recibieron una copia de su libro en el escenario.

“Estábamos tan orgullosos que no podría decirlo lo suficiente. Estaba muy, muy orgullosa”, dijo Tarshe Anderson, hermana del autor Allante Anderson. “Quisiera haber podido abrazarlo”.

Tarshe no pudo abrazar a su hermano porque la administración de la cárcel prohibió el contacto físico en el evento.

El programa de escritura fue organizado por ConTextos, una organización sin fines de lucro dedicada a utilizar las artes literarias y la educación para curar traumas individuales e interrumpir la violencia comunitaria. ConTextos se fundó en El Salvador y se expandió a Chicago. Aquí, ConTextos tiene eventos para personas fuera de la cárcel y un taller de memorias escritas dentro de la cárcel que comenzó en 2018 y se realiza cada seis meses.

Los autores y facilitadores (algunos facilitadores trabajan para ConTextos afuera y otros están encarcelados) explican que escribir con un grupo de hombres sobre sus memorias es una experiencia profunda que los lleva a acceder a sus sentimientos y procesar el trauma de una manera nueva.

“Esto lo es todo para mí”, reflexionó Kendall Brown, quien publicó su libro titulado Brainstorming (Lluvia de ideas). “[Yo] puse todos mi pasado en un libro para expresarlo al mundo”. Según Brown, la lluvia de ideas no es sólo para el mundo, sino también para sus hijas.

“Soy papá de una niña”, dijo sonriendo, mirando las fotografías de sus hijas en el libro. A través de este libro, Kendall espera que ellas puedan comprender mejor a su padre y su ausencia temporal.

La familia Anderson ha apoyado financiera y emocionalmente a Allante durante diez años de encarcelamiento previo al juicio y dos años después, mientras apela.

Anderson celebra el amor de su hermana en su libro titulado Misrepresented (Mal representado).

“Al acercarme a él me sentí muy orgullosa”, recuerda Tarshe. “Estaba muy orgullosa de la forma en la que él evolucionó cuando comenzó a participar en ese programa. Ha cambiado completamente… cómo se encontraba su situación y le dio esperanza”.

Esta esperanza surgió porque ConTextos “le dio algo qué hacer”, explica Tarshe. “Porque durante mucho tiempo estuvo sentado. Sentado, preguntándose cómo llegó a esta situación. Así que me sentí orgullosa en ese momento”, cuando bailó por el escenario para tomarse una foto con su hermano y su libro recién publicado.

Basheer es un facilitador de ConTextos y autor de dos libros: A Son of a Gun with the Heart of a Bullet y Anx: Turn Me Inside Out. Después del evento, hablando de todos los momentos que lo enorgullecían, Basheer hizo una pausa para reflexionar: “Siempre dije que podían hacerlo. Y lo hicieron”.

La conexión entre los participantes a través de los talleres de ConTextos fue evidente en los discursos que dieron en el evento. Mientras ellos hablaban, hacían chistes que sólo entendían entre ellos y celebraban los logros de sus compañeros.

Varios gritaron los títulos de sus colegas autores, señalando las historias que más impacto les hicieron.

“Una cosa de la que me di cuenta en esta clase es que no somos únicos en nuestras luchas”, reflexionó Anderson. “Ya sea que seas del lado oeste, del lado este o de los suburbios del sur, ya seas de Chicago, Nueva York o California: La pobreza, la violencia y la desesperanza del barrio son universales. Diferentes rostros, diferentes acentos, con las mismas luchas, el mismo trauma y la mayoría de las veces el sistema produce los mismos resultados”.

Anderson agradeció a los facilitadores del grupo por su papel en la clase y explicó: “nos hicieron sentir lo suficientemente cómodos para compartir. [Compartimos] no sólo las cosas que nos hacen felices, sino también las que nos hacen daño, incluso cosas de las que a la mayoría de la gente le daría vergüenza admitir o hablar. Pero no juzgaron, simplemente nos dieron voz para seguir adelante. Esta clase fue como una terapia para mí y se los agradezco”.

Este compartir fue particularmente poderoso para los padres que están separados de sus hijos, explicó Kendall. Adam Flores, un padre sentado al lado, afirmó con la cabeza.

Para Flores, hablar en el grupo no fue algo natural. En su libro, Decisions (Decisiones), comparte más. “Siempre que hablo con Mónica y mi hijo escucha mi voz, dice ‘papá’ con curiosidad”, escribe Flores. “Escucharlo decir ‘papá’ y [que] reconozca mi voz pone una sonrisa genuina en mi rostro y mejora mi estado de ánimo. Al menos sé que él todavía sabe quién soy. Me siento y hablo con él y él me platica diciendo una palabra aquí y allá. Estoy emocionado de que comience a hablar para que podamos tener conversaciones completas… y así él pueda decirme qué le pasa cuando está llorando”.

Después del evento, los guardias escoltaron a los autores de regreso a sus celdas en la División 6. “Siento que hicimos algo mal al sacarnos de aquí así”, dijo un autor. Para las 2:00pm, estaban encerrados en sus celdas.

Más tarde esa noche, los autores vieron los libros de sus compañeros. Basheer explicó: “Todos pedimos los libros de los demás, y nos aseguramos de poder leerlos todos”.

Una de las razones por las que el evento de publicación es especial en la Cárcel del Condado de Cook es porque la vida en la cárcel es rutinaria. Flores dijo que, después de clase, a los autores “enseguida nos encierran… Miramos televisión o jugamos ajedrez, hacemos ejercicio. Hacemos comida. Y es lo mismo todos los días”.

Anderson explica: “en lugar de rehabilitación… [la cárcel] trae más desesperanza y frustración… Imagina tener 440 personas desesperadas y frustradas atrapadas en un piso año tras año sin nada que esperar excepto otra corte [en su caso criminal].”

El bienestar de las personas encarceladas está relacionado con el bienestar de Chicago. “Muchos de nosotros vamos a ser liberados”, agregó Anderson, “ya sea que [seamos declarados inocentes y] superemos nuestro caso o cumplamos la condena [y seamos liberados inmediatamente después de declararnos culpables o de ser juzgados]. [Nosotros] somos devueltos a las calles aún más criminalizados”.

El programa ConTextos solo es accesible para hombres encarcelados en una subsección de dos de las siete divisiones carcelarias. Según Antonio Porter, director de programas de la Oficina del Alguacil del Condado de Cook, se ofrecen programas limitados porque “gran parte de nuestra programación la ofrecen voluntarios”.

Porter supervisa la programación interna, como programas religiosos y oportunidades educativas. “Para este programa específico de ConTextos, comenzaron en una sola división y ahora están en dos divisiones. Entonces, a medida que se expandan, este programa en particular puede expandirse a otras personas bajo custodia”, añadió.

Depender de voluntarios para la programación coloca la carga de la “rehabilitación”, un determinante para negarle la libertad a las personas, sobre los voluntarios y financiadores privados.

Este programa de ConTextos está parcialmente financiado a través de subvenciones gubernamentales al Departamento del Alguacil del Condado de Cook y parcialmente financiado por fundaciones y donadores individuales que conforman el presupuesto más amplio de ConTextos. 

Desde 2017, cuando comenzó el programa ConTextos dentro de la Cárcel del Condado de Cook, diez grupos de hombres han escrito libros. El grupo más reciente, el círculo diez, fue el primero en contratar ex alumnos para trabajar como facilitadores a la par del personal de Contextos.

Anderson, después de doce años en la cárcel, sostiene que la programación disponible no es suficiente ni accesible. “Personalmente, he estado intentando ingresar a un programa durante los últimos diez años sin suerte. Cuando llegué a la Cárcel del Condado de Cook cuando tenía 20 años, era demasiado joven. Cuando llegué a los 30, tenía demasiadas (me dijeron que tenía demasiadas) infracciones de cuando tenía 20 años. Y fue hace cinco meses, sólo por un golpe de suerte, que descubrí que ConTextos existía. Entonces, aunque aprecio esta oportunidad que finalmente me brindaron, no puedo evitar pensar en los detenidos en la División 9 [máxima seguridad] que han estado allí durante varios años y nunca han tenido esta oportunidad”.

“Hay gente que quiere cambiar y hacer algo positivo. Todo lo que necesitan es una oportunidad…”

Se pueden acceder a los libros publicados de ConTextos a través de su página de Issuu.

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