Originally published on April 13, 2020, in English
Traducido por Gisela Orozco
Más de 40 empleados de Amazon en Chicago que estaban supuestos a trabajar la primera semana de abril, decidieron no presentarse. Esto al enterarse de al menos cuatro casos de COVID-19 en los centros de distribución de Chicago y el suburbio de Skokie.
Una de ellos es Laccoma Scott, quien no ha acudido a trabajar en el almacén de Chicago —localizado en el 2810 S. Western Ave., entre los barrios de La Villita y Pilsen—, desde el 23 de marzo, día que recibió una llamada automática notificando sobre el primer caso de COVID-19.
“No quería enfermarme. Mi esposo tiene diabetes y asma, dos de mis hijos padecen asma”, dijo. “Mi hijo de cuatro años tiene una condición preexistente, tuvo un pulmón colapsado y estuvo con un respirador durante diez días. Y sé que mi empleador no estará ahí para apoyarme si tuviera que pasar por eso otra vez”.
Antes que el gobernador J.B. Pritzker emitiera la orden de “quedarse en casa” el 20 de marzo, Amazon le autorizó a los trabajadores tomarse tiempo libre sin goce de sueldo durante ese mes. Sin embargo, los empleados temían ser sancionados si tomaban días libres en abril y decidieron organizarse a través de DCH1 Amazonians United, grupo de trabajadores que se formó el año pasado.
El 30 de marzo, Scott se unió a sus compañeros del turno nocturno en lo que llamaron su primera huelga colectiva. “Estamos aquí porque queremos trabajar. No se trata de que los ‘Amazonians’ somos perezosos”, les dijo Scott a sus compañeros reunidos en el estacionamiento de su lugar de trabajo. “Queremos trabajar en un lugar limpio, donde estemos seguros para que nuestros hijos y familias estén a salvo. ¿Cómo es que somos trabajadores esenciales pero nuestras vidas no lo son?”, agregó.
Los empleados del turno matutino también se negaron a ir a trabajar al día siguiente.
Argumentaron que no fueron notificados de manera oportuna de los casos en su lugar de trabajo y exigieron que se cierren las instalaciones durante dos semanas para garantizar una desinfección completa.
Consideraron que los empleados que presenten síntomas de COVID-19, deberían recibir pago durante la cuarentena a fin de compensar el fallo de Amazon en implementar medidas de protección durante la pandemia.
En Skokie, la gerencia informó a los trabajadores del almacén de un primer caso de COVID-19 el 31 de marzo. Algunos recibieron llamadas automáticas durante su jornada laboral.
“Su salud y seguridad es lo más importante”, les decían en la grabación. “En los próximos días tomaremos diariamente a primera hora, la temperatura a todos los que ingresen al edificio, cuando comiencen su turno. Si alguien tiene una temperatura de más de 100.4 grados F, le pediremos que se vaya a su casa hasta que haya estado sin fiebre por 72 horas”.
No todos los empleados de cada turno fueron notificados de forma adecuada. Tomás Urióstegui, alumno de la Universidad de Chicago y trabajador de Amazon en Skokie, comentó que conversó con empleadas de la limpieza del lugar, latinas de más edad, quienes le contaron que no supieron del primer caso de COVID-19 y que no habían recibido instrucciones de hacer su trabajo de manera diferente. Y al parecer, los nuevos empleados tampoco sabían, de eso se dio cuenta Urióstegui cuando les pidió su apoyo.
El 3 de abril, los empleados de ambos centros de distribución se dieron cuenta de segundos casos de COVID-19 en ambas instalaciones. A veinte millas de distancia, Scott y Urióstegui recibieron el mismo mensaje de texto de Amazon: “Tenemos un caso adicional confirmado de COVID-19. Su seguridad y salud es nuestra prioridad. Continuamos tomando medidas para mantenerlos a salvo, aumentando el distanciamiento social a seis pies, escalonando los turnos, extendiendo los tiempos de descanso e incluso realizando limpieza más frecuentemente… si te sientes enfermo, quédate en casa. No serás penalizado por ausentarte”.
Esa noche, cerca de 40 empleados se reunieron en el estacionamiento del 2801 S. Western Ave. y se negaron a trabajar. Usando máscaras protectoras y pañuelos, practicaron el distanciamiento social mientras coreaban “¡Limpienlo!”, “¡Cierrenlo!” “¡Nuestras vidas importan!”, y “¿Qué queremos?”, “¡Un lugar de trabajo limpio!”, “¿Cuándo lo queremos?”, “¡Ahora!”.
Christian Zamarrón, otro empleado de Amazon, dijo que fracasó en su intento por realizar una junta con Domonic Wilkerson, jefe del sitio en Chicago, quien durante la protesta permaneció afuera de las instalaciones y habló con la policía. “En nombre de su jefe, cualquier persona que no esté trabajando tiene que irse a la acera”, dijo un oficial de la policía, usando un megáfono. “Tienen derecho a protestar, pero tienen que hacerlo en la vía pública. Si están de turno, según su jefe, tienen que registrar su salida y protestar en la acera”.
Zamarrón agregó que supo de cuatro casos de coronavirus en el sitio, aunque la administración sólo confirmó dos en la primera semana de abril.
Un vocero de Amazon se negó a hacer comentarios sobre el número de casos de COVID-19 en los centros de distribución locales, pero dijo que la compañía ha hecho ajustes en sus políticas de asistencia para apoyar a los empleados enfermos.
“Continuamos monitoreando la situación en nuestras instalaciones, y estamos tomando medidas proactivas para proteger a los empleados y asociados que han estado en contacto con cualquiera que haya sido diagnosticado o se enferme. También hemos ofrecido a todos los empleados contratados por hora a tomarse tiempo libre ilimitado sin pago hasta finales de abril”, dijo al Weekly en un comunicado.
Además, en una publicación en el blog de Amazon publicada en marzo se notifica: “Con efecto inmediato, todos los empleados de Amazon diagnosticados con COVID-19 o puestos en cuarentena recibirán hasta dos semanas de pago”.
‘Nuestras vidas importan’
David Rosario y otros trabajadores de la bodega de Amazon en Skokie vinieron al sur para apoyar la huelga de Chicago el 3 de abril. “Estoy aquí, estoy muy molesto, nuestras vidas importan”, dijo Rosario. “Se supone que debo volver a trabajar mañana, y estoy usando una mascarilla ahorita, pero no nos proporcionan mascarillas”, declaró.
Rosario compartió que sus compañeros de trabajo recibieron correos electrónicos de Amazon recomendando el uso de equipo de protección: “Tendremos mascarillas en cantidades limitadas para que cualquiera que ingrese al edificio pueda usarlas como medida preventiva recomendada, y si lo prefieren, pueden traer su propia mascarilla, incluidas máscaras de tela. Si desean una mascarilla, solicítela a un gerente o a un ‘punto de contacto’ al comienzo de su turno”.
Dijo que la bodega de Skokie entrega diariamente 80,000 paquetes por turno, y cada turno tiene hasta 200 empleados. “Ahora están contratando a más empleados”, dijo. “Veo muchas caras nuevas”.
Byron Sigcho-López, concejal del Distrito 25 donde se encuentran las instalaciones de Amazon Chicago, dijo que la empresa lo notificó sobre el segundo caso de COVID-19 en dicho sitio. Agregó que presentó una queja ante el Departamento de Asuntos comerciales y protección al consumidor (BACP, por sus siglas en inglés), que tiene jurisdicción sobre las licencias comerciales en la municipalidad de Chicago.
BACP está teniendo conversaciones con los empleados y colectando pruebas, dijo un portavoz vía correo electrónico.
“Hemos reunido un equipo de investigadores para responder a las infracciones en las que las empresas esenciales pueden infringir la Orden de quedarse en casa, incluidos los requisitos de distanciamiento social. El incumplimiento de la orden puede resultar en multas de hasta $10,000”, dijo el portavoz de BACP.
Agregó que exigir a los empleados que trabajen mientras están enfermos o tomar represalias contra los empleados por usar el tiempo de enfermedad ganado, puede constituir una violación de la Ley de licencia por enfermedad remunerada.
El BACP alentó a los trabajadores a presentar quejas al 311.
El sábado 4 de abril a las seis de la mañana, una caravana de simpatizantes de la comunidad se presentó en las instalaciones de la avenida Western para pitar la bocina en apoyo de los piqueteros durante el turno de la mañana. Cerca de cincuenta autos rodearon el estacionamiento e inadvertidamente, bloquearon la salida de una flota de camionetas de Amazon del muelle de carga, lo que provocó que la policía llegara y dispersara el tráfico.
“Fue increíble ver a tantos miembros de la comunidad unirse y participar en la caravana”, dijo Pete DeMay, un organizador sindical afiliado al Sindicato Internacional de Empleadores de Servicio (SEIU, por sus siglas en inglés), quien participó en la caravana.
“Los trabajadores en la línea de piquete son realmente valientes, verdaderos guerreros que nos inspiran a todos. Se necesitan agallas para enfrentarse a una empresa como Amazon y arriesgar su sustento”.
Los empleados en las instalaciones de Chicago y Skokie están recolectando cientos de firmas en sus peticiones.
“Más de 600 personas, de toda el área, trabajan en las instalaciones [de Chicago] en diferentes turnos, en los suburbios del noroeste, el norte de Indiana, por lo que lugares como este son placas de petri de acero para la propagación del coronavirus”, dijo Tedd Minn, empleado y organizador.
Amazon opera cerca de 500 bodegas en todo el país, y al menos cincuenta de esas han confirmado casos de COVID-19. Los empleados del área de Chicago se unieron a cientos de “Amazonians” en todo el país que lideran las huelgas y protestas durante la pandemia, como lo hicieron recientemente en Sacramento, California; Detroit, Michigan; y Staten Island, Nueva York.
“Mi mensaje para la gente es solidarizarse con los trabajadores del almacén de Amazon, por favor no pidan artículos no esenciales, hablen con sus compañeros de trabajo”, dijo Miin. “Mucha más gente se enfermará y morirá si no nos ponemos de pie y evitamos que Amazon nos use como sacrificios ‘esenciales’”, advirtió.
Corrección, 13 de abril de 2020: Este reportaje ha sido actualizado para reflejar el hecho que la huelga fue organizada por empleados de la bodega de Amazon en Chicago.
Jacqueline Serrato es la editora en jefe de South Side Weekly. Su reportaje anterior fue acerca de la necesidad de ayudar a los inquilinos en Chicago durante la pandemia del COVID-19.