Wendy Benitez and her daughter walk down the sidewalk. (Photos: Diego Garcia)

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Traducido por Jacqueline Serrato

A pesar de que muchos habitantes de Chicago de diferentes orígenes han expresado ideas antiinmigrantes, gran parte de la atención de los medios de comunicación se ha enfocado en la tensión histórica de la comunidad negra con las comunidades latinas. 

Sin embargo, los defensores de la vivienda negros dicen que la energía invertida en las protestas contra los migrantes podría usarse de manera más productiva si se canalizara hacia abordar las causas fundamentales de la inestabilidad de la vivienda en la ciudad.

Desde que llegó el primer autobús enviado por el gobernador de Texas, Greg Abbott, en agosto de 2022, los residentes han expresado sus frustraciones, incluyendo gritos en reuniones comunitarias, discusiones en foros en línea y una protesta que terminó con la agresión física a una concejal. 

La ira es por la asignación por parte de la Municipalidad de más de $310 millones (una combinación de fondos del condado, estatales y federales) para apoyar a aproximadamente 40,000 solicitantes de asilo, de los cuales 8,695 se alojan actualmente en refugios municipales.

La gran mayoría de los recién llegados de Texas ahora viven de forma independiente. A medida que más recién llegados abandonan el sistema de refugios, comienzan a enfrentar las barreras en el mercado de viviendas asequibles de Chicago e innumerables prácticas de desalojo, desafíos que han existido por décadas anteriores a su llegada y que también han afectado a la comunidad negra.

El Weekly habló con personas que han pasado por inseguridad de vivienda, incluyendo residentes negros y solicitantes de asilo latinos que enfrentan barreras similares para obtener una vivienda permanente en Chicago y políticas sistémicas que favorecen los intereses de los propietarios sobre los inquilinos en todos los ámbitos.

Soluciones federales para un problema federal

BOX 1: ¿Por qué utilizamos el término “solicitante de asilo” en lugar de migrante?

No existe una definición legal formal de “migrante”. Según la Organización Internacional para la Migración, “migrante” es un término general que describe a una persona que se aleja de su lugar de residencia por diversas razones. Para ser específico sobre las circunstancias de los migrantes alojados con fondos gubernamentales en Chicago, es más exacto referirse a ellos como “solicitantes de asilo”. 
A diferencia de los refugiados (como los de Ucrania) que solicitan la entrada desde el extranjero, las personas que buscan asilo bajo la ley estadounidense deben solicitar asilo en suelo estadounidense, generalmente solicitando ser examinados por funcionarios estadounidenses en un puerto de entrada fronterizo. Texas tiene veintinueve puertos de entrada, la mayor cantidad de cualquier estado. Según los registros municipales, 40,000 personas han sido trasladadas en autobús o en avión desde Texas. La mayoría de ellos están solictando asilo.
El 10 de mayo, la administración Biden emitió lo que se ha denominado una “prohibición de asilo” para la gran mayoría de las personas que buscan asilo en la frontera suroeste. Esta prohíbe el asilo a cualquier persona que pase por uno o más países en ruta hacia la frontera con Estados Unidos y no haya solicitado ni se le haya negado asilo en uno de los países anteriores. El derecho internacional establece que las personas que huyen de la persecución tienen derecho a buscar asilo en las fronteras de Estados Unidos, sin importar cuántos países hayan atravesado antes.
Por la legislación en constante cambio, es posible que la gente prefiera utilizar “migrante” porque no conlleva las mismas connotaciones que “inmigrante” y reconoce el estatus de “limbo” de los solicitantes.

La mayoría de los que llegan provienen de Latinoamérica  y fueron transportados en autobús o en avión desde Texas en el marco de la Operación Estrella Solitaria, que comenzó en marzo de 2021. Abbott sostiene que su motivación para enviar migrantes a ciudades santuario es para protestar por el costo de las políticas federales del Presidente Joe Biden en la frontera entre Estados Unidos y México.

Hasta enero de 2024, Texas ha gastado $148 millones en transporte en autobús y avión a más de 100,000 solicitantes de asilo a ciudades predominantemente demócratas.

Don Washington, director ejecutivo de la Coalición de Iniciativa de Vivienda de Chicago, dijo que el número de solicitantes de asilo es una cuestión determinada a nivel federal y, por lo tanto, debería ser resuelta por el gobierno federal, no por los gobiernos municipales como Chicago.

Washington destacó la asistencia directa del gobierno federal disponible para ciertos grupos de migrantes, como los refugiados ucranianos.

Desde 2022, Chicago ha absorbido a más de 30,000 refugiados ucranianos que huyen de la invasión rusa de Ucrania. Washington dice que los ucranianos son sólo una de las muchas nacionalidades que se han integrado sin causar una crisis financiera o agitación social en toda la ciudad.

“Seguimos trasladando a afganos, etíopes, sudaneses y somalíes”, dijo. “Todavía los estamos absorbiendo y nadie dice nada al respecto. Son gente negra y morena”.

Añadió que la causa fundamental de las disparidades y tensiones son los diferentes niveles de apoyo federal a las diferentes nacionalidades.

El sistema federal privilegia a los solicitantes de asilo de determinadas nacionalidades sobre otras. Unidos por Ucrania, por ejemplo, es un programa federal que permite que un número ilimitado de ucranianos ingresen a Estados Unidos, siempre y cuando estén patrocinados por estadounidenses. El gobierno federal también creó un programa de patrocinio humanitario para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos a principios de 2023, aunque el gobierno limita el número de aprobaciones a 30,000 por mes para estos países.

Los ucranianos con patrocinadores estadounidenses tienen derecho a trabajar en cuanto ponen un pie en suelo estadounidense, sin tener que pasar por el largo proceso de solicitar un permiso, y la primera ola de ucranianos tenía derecho a beneficios de reasentamiento de refugiados, como estampillas de alimentos. Los cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos, que también llegan bajo un patrocinador, deben solicitar un permiso de trabajo.

Según el Departamento de Seguridad Nacional, se han aprobado 236,000 casos en el marco de Unidos por Ucrania y, además de ese programa, han llegado 350,000 ucranianos.

Incluso dentro del programa de beneficios de reasentamiento de refugiados para algunos grupos, existen diferencias.

Rose Michelle Samedi es una migrante haitiana y madre soltera que vive en Chicago con su hija de tres años. Después de caminar a México desde Chile, terminaron en la frontera de Texas. Allí, una organización católica se ofreció a pagarles los vuelos a Chicago, donde un pariente lejano dijo que podían quedarse con su familia.

Samedi y su hija llegaron a Chicago el 22 de agosto de 2022, pero nunca pudieron comunicarse con su familiar. Pasaron dos semanas durmiendo en el centro de recepción del Aeropuerto Internacional O’Hare hasta que su hija se enfermó y las trasladaron al refugio del Parque Piotrowski en La Villita.

“Es como si hubiera olvidado todo lo que había aprendido”, dijo Samedi, quien llegó sin hablar mucho inglés ni español. “Ni siquiera podía usar mi teléfono celular para encontrar un mapa o direcciones. Mi español era mínimo comparado con ahora. Y en este refugio yo era la única haitiana, mi hija también”.

Como individua haitiana a quien se le concedió la entrada a los EE.UU., Samedi califica para recibir asistencia adicional como Medicaid, estampillas de alimentos y asistencia en efectivo a través de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados. Estos beneficios sólo se extienden a cubanos y haitianos.

Samedi encontró trabajo como conserje de una escuela y mantiene a su hija con un permiso de trabajo que Florez le ayudó a obtener.

Juan Flores, quien es el administrador de casos de Samedi y líder del Programa de Llegados de la Frontera Sur en el Instituto del Progreso Latino, dijo a través de un mensaje de texto que es testigo de cómo los diferentes niveles de apoyo gubernamental pueden generar resentimiento entre los inmigrantes hacia su organización y hacia los solicitantes de asilo de ciertas nacionalidades.

“Algunos participantes han expresado frustración al ver que Rose recibió casi todos los beneficios porque era de Haití, asumiendo que recibió tratamiento prioritario”, dijo. “Pero la razón fue que la gente de Haití obtiene más beneficios por la situación de su país. Rose se destaca como uno de nuestros casos más exitosos, y su éxito puede atribuirse en parte a su origen y definitivamente a su deseo de superar barreras”.

De los casi 40,000 solicitantes de asilo que han llegado desde junio de 2022, los refugios administrados por la Municipalidad albergan actualmente a 8,695 (menos de 9,000 o alrededor del 22 por ciento). La mayor parte del gasto gubernamental se ha destinado a la dotación de personal y el mantenimiento de los refugios, por una suma de $310.3 millones, de los cuales $210.7 millones se destinaron a Favorite Healthcare Staffing, Inc, una empresa privada.

Washington dijo que el dinero y los recursos asignados al funcionamiento de los refugios no se tomaron de dinero que fue originalmente destinado a la comunidad negra. Más bien, nunca hubo suficiente dinero destinado a los residentes negros de Chicago.

“El problema es que… no creemos que los negros y latinos pobres aquí que son ciudadanos, no creemos que esas personas sean dignas de recibir recursos adicionales”, dijo Washington. Señaló que los refugios financiados para solicitantes de asilo no les brindan soluciones a largo plazo, ni siquiera opciones adecuadas de vivienda humana a corto plazo.

“Lo que está sucediendo es que estamos encontrando pequeños botes de dinero diferente para almacenar, no albergar, si no almacenar a estas personas de color”, dijo.

Hasta ahora, la financiación federal destinada a Chicago para albergar a solicitantes de asilo ha llegado a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) y algunas asignaciones del Plan de Rescate Estadounidense, el fondo federal para ayudar a las comunidades a recuperarse de la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, para el año fiscal 2024, el Congreso recortó los fondos para el programa de Refugio y Servicios de FEMA por un 20 por ciento a $650 millones. Biden promulgó ese presupuesto en marzo.

Según el Instituto de Estudios de Vivienda de DePaul, en 2021, antes de que llegara el primer autobús desde Texas, a la ciudad ya le faltaban 120,000 unidades de vivienda asequibles para acomodar a los hogares de inquilinos de bajos ingresos de Chicago.

Ese mismo año, el Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo de Chicago contó 3,000 personas en refugios y 702 en la calle (aunque esta cifra podría llegar a 1,500). El 73 por ciento de esta población era negra.

La falta de vivienda en las calles es sólo una parte del panorama. En 2021, la Coalición de Chicago para las Personas sin Hogar estimó que 68,440 personas se encontraban desamparados en Chicago, y la mayoría se quedaba temporalmente con otras personas. En su reporte, los habitantes negros de Chicago constituían más de la mitad de la población total sin hogar.

“Ha habido una falta de respeto atroz por parte de la Municipalidad [y] el estado por no… satisfacer las necesidades de los negros de bajos ingresos”, dijo Consuela Hendricks, cofundadora de People Matter, una organización de defensa interracial que frecuentemente se asocia con Kenwood Oakland Community. Organización (KOCO) y Lugenia Burns Hope Center.

Hendricks dice que las frustraciones se han estado gestando desde la Gran Recesión de 2008 y empeoraron con la pandemia de COVID-19, durante la cual los habitantes negros de Chicago enfrentaron severas disparidades. A pesar de constituir alrededor del 30 por ciento de la población de la ciudad, representaron el 60 por ciento de las muertes por COVID-19 y una cuarta parte de los casos confirmados de Illinois.

“Debido a que los pobres estaban bajo mucho estrés y presión, cuando ven que alguien obtiene un recurso y saben que se les ha negado, culpan a esas personas y culpan a las personas que les proporcionan esos recursos. Y se convierte en una tensión racial”, dijo Washington. “Así que eso es un malentendido de la situación real. Tenemos dos crisis. Una crisis migratoria y una [crisis] de vivienda.”

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Wendy Wei es editora de inmigración del Weekly y Leslie Hurtado es reportera freelance del Weekly.

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