Courtesy of Estefan Llano
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Chicago ha recibido a más de 3,600 solicitantes de asilo latinoamericanos en los pasados meses. Gran parte de la cobertura de noticias se ha centrado en cómo la Municipalidad y otras organizaciones comunitarias satisfacen sus necesidades urgentes a través de campañas de donación y lo que se requiera para brindarles estabilidad a largo plazo. Sin embargo, aunque es vital reconcer estos esfuerzos, las historias personales de los inmigrantes se pueden perder en el ruido.

El South Side Weekly pudo conectarse con una estudiante que vive en el vecindario de South Chicago que emigró a los Estados Unidos en 2019. Estafany, originaria de Honduras, amablemente compartió la historia de inmigración de su familia a Estados Unidos con el Weekly.

Estafany se crió en San Pedro Sula, Honduras con su mamá, papá y hermana menor. Uno de sus mejores recuerdos de niña es cuando celebraba la víspera de Año Nuevo con su familia. Disfrutaba de la tradición de pasar la noche con amigos en el parque y luego correr a casa justo antes de que comenzara el año nuevo. Se reunía con su familia en casa donde oraban juntos como familia y compartían entre ellos las cosas maravillosas que anhelaban en el año nuevo.

Estas hermosas tradiciones se vieron opacadas por la violencia desenfrenada, la corrupción policial y la represión a la libertad de expresión en Honduras. Según la organización internacional Human Rights Watch, “el crimen organizado violento continúa afectando a la sociedad hondureña y empujando a muchas personas a abandonar el país”. Estafany y su familia fueron algunas de las personas que eligieron huir de Honduras debido a la violencia en su país.

Estafany dijo que el viaje de Honduras a Estados Unidos tomó un total de nueve días. Comenzó su viaje el 2 de mayo de 2019 en San Pedro Sula, en el noroeste de Honduras. La primera parada que hizo su familia fue en Corinto, Honduras, aproximadamente a dos horas en autobús. Corinto se encuentra en la frontera con Guatemala. Ahí, Estafany pudo pasar la aduana cómodamente con su pasaporte y sabía que “no tendría ningún problema con las autoridades guatemaltecas”.

Una vez en Guatemala, Estafany y su familia tardaron dos días en llegar a La Técnica, un pequeño pueblo que se encuentra en el Río Usumacinta, el río fronterizo con México. La familia de Estafany se hospedó en la Técnica Petén, una cooperativa agrícola y arqueológica que también sirve de hospedaje para los migrantes que buscan entrar a México.

Fue en este punto de su viaje que Estafany comenzó a temer que su familia fuera deportada a Honduras. Una vez en México, Estanfany relató, “[Dormíamos] en un hotel… teníamos mucho miedo de que [las] ​​personas que vivían ahí nos entregaran a las autoridades mexicanas”. En los próximos días, la familia de Estanfany recorrió en autobuses más de diez ciudades antes de llegar finalmente a la frontera con Arizona. En Mexicali, México, la familia de Estafany se entregó a las autoridades fronterizas de Estados Unidos.

La familia fue llevada a la estación de la Patrulla Fronteriza de Yuma, Arizona, donde de inmediato tuvieron que entregar todas sus pertenencias y fueron separados por género. Todas las mujeres ahí estaban en un lado mientras que los hombres estaban en el otro. Todos los migrantes de esta instalación fueron alojados afuera con una pequeña cobija térmica para protegerlos de la lluvia y el frío. Por la noche, Estafany juntaba su cobija y la de su hermana para que ella estuviera más calientita.

Además de someter a las personas a condiciones de vivir difíciles, el lugar carecía de servicios básicos de salud e higiene. La hermana de Estafany tenía asma y le preocupaba que si tuviera un ataque de asma, no tendrían acceso a la atención adecuada para ayudarla.

Según Estafany, no había ni cinco baños disponibles en su lado de la instalación, donde se albergaban unas cien mujeres. Esta fue una gran preocupación sanitaria ya que ninguno de los migrantes podía lavarse los dientes o bañarse. Algunos de los migrantes habían estado ahí por más de un mes sin acceso a productos de higiene.

Todos en esta instalación estaban esperando a que se procesara su información. Estafany dijo que los oficiales salían para llamar a las personas y recopilar información personal para su solicitud de asilo. Pero era fácil que las personas no escucharan sus nombres debido a las barreras de idioma y la mala pronunciación de los nombres, lo que llevaba a los oficiales a brincarse nombres en la lista.

La familia de Estafany también se enteró que los oficiales querían enviarlos a las llamadas hieleras. Las hieleras son instalaciones infames donde los inmigrantes se encuentran en cuartos congelados con solo cobijas pequeñas. En 2016, el tribunal de distrito federal de Tucson, Arizona, publicó fotografías de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza de Tucson que mostraban a personas durmiendo en bancos de madera y pisos de concreto, y una mostraba a varios hombres compartiendo una cobija térmica.

Las hieleras tenían peores condiciones higiénicas que el establecimiento donde se alojaban ellas. Una persona testificó que en su cuarto “había un lavamanos pero no había jabón ni toallas. La mayoría de las personas habían pasado tiempo en el desierto y estaban muy sucias, pero era imposible lavarse las manos o limpiarse… las condiciones se volvieron repugnantes con tanta gente amontonada en una celda de esta manera”. Estafany y su familia no fueron trasladadas a las hieleras debido al asma de su hermana y la probabilidad de que tuviera un ataque.

Una vez que Estafany, su hermana y su madre dieron sus datos, pudieron contactarse con su tía que vive en Chicago. La estadía de su familia en este sitio de la Patrulla Fronteriza fue relativamente corta, permanecieron ahí tres días y dos noches antes de tomar un vuelo a Chicago el 11 de mayo de 2019. Sin tener un familiar que ya viviera en los Estados Unidos, Estafany dijo que “la decisión de emigrar a los Estados Unidos no hubiera sido una opción”.

La familia se ha establecido en el vecindario de South Chicago, donde dice que su familia está “muy cómoda”. Pero necesitaron acostumbrarse para llegar a este punto. Señaló que aprender un nuevo idioma, la cultura estadounidense y el cambio de clima fueron sus mayores dificultades para establecerse en Chicago. A pesar de todo el cambio, Estafany dijo que estaba agradecida de tener a su familia en que apoyarse mientras navegaban todo juntas.

Desde que llegó a Chicago, Estafany se ha inscrito en el programa de Asistente de Enfermería Básica (BNA) que se ofrece en el Centro de Aprendizaje de South Chicago, un campus satélite de Olive-Harvey College. Estafany espera completar el programa de BNA para “ayudar a mi nueva comunidad y poder aportar una buena obra al país”. La familia ha tenido la oportunidad de conocer a muchos de sus vecinos y les han demostrado su generosidad. Muchos de sus vecinos las han ayudado brindándole ropa y comida, y Estafany dice que su generosidad y gracia la han ayudado a concentrarse en sus estudios.

Estafany y su familia recibieron asilo permanente en los Estados Unidos en noviembre de 2020. El proceso de solicitud de asilo no fue fácil y requirió que el padre de Estafany se pusiera en contacto con una organización de abogados que ayudaba a los inmigrantes que llegaban al país. Buscar asilo no comienza ni termina con entregarse a las autoridades fronterizas. Las personas que buscan asilo primero deben presentar una solicitud de asilo, que debe completarse dentro del primer año de la entrada del solicitante al país. En la siguiente etapa del proceso, la evaluación de credibilidad, los funcionarios fronterizos determinan si una persona tiene o no una razón creíble para buscar asilo en los EE.UU. Una persona tiene una razón creíble para buscar asilo si “busca protección porque ha sufrido persecución o temen sufrir persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opinión política”. Si se considera que no es creíble, comienzan los procedimientos de deportación y los solicitantes de asilo pueden apelar su caso a través de la Junta de Apelaciones de Inmigración.

La familia de Estafany tuvo la suerte de que su caso de asilo fue aprobado por los Servicios de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés). En 2021, aproximadamente al sesenta y tres por ciento de los solicitantes de asilo se les negó sus casos y fueron inevitablemente deportados a su país de origen. Según el Consejo Estadounidense de Inmigración, “en muchos casos, el incumplimiento del plazo de un año es la única razón por la que el gobierno niega una solicitud de asilo”. Navegar por el sistema de inmigración es casi imposible sin la ayuda de un abogado con experiencia en casos de asilo.

La experiencia de Estafany es solo un ejemplo de una realidad simple: no es fácil eligir y mudarse a un país completamente nuevo. En Honduras, su familia enfrentó una violencia desenfrenada que las empujó a buscar un mejor lugar para criar a su familia. Viajaron en autobús a través de Centroamérica, vivieron en instalaciones de la Patrulla Fronteriza sobrepobladas y sucias, y tuvieron que navegar el sistema de inmigración para solidificar su lugar en este país. Su batalla continúa mientras tratan de obtener su permiso de residencia. Mientras tanto, Estafany sigue estudiando en el Centro de Aprendizaje de South Chicago para convertirse en Asistente de Enfermería Certificada (CNA, por sus siglas en inglés) en medio de un éxodo de trabajadores de la salud. Su resiliencia y valentía son valores que Estafany ha demostrado y que busca difundir en su comunidad en el futuro.

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Monet Thornton es profesorx de estudios afroamericanos que vive en Bronzeville. Esta es su primera nota para el Weekly.

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